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Otra resistencia para otro mundo

El ensayista Ermanno Vitale aborda en ’Defenderse del poder’ nuevas estrategias para salvaguardar los derechos sociales

JESÚS MIGUEL MARCOS MADRID 22/02/2012 07:30 Actualizado: 22/02/2012 07:40 

Manifestación de los indignados el 20 de julio de 2011 en Barcelona.

Manifestación de los indignados el 20 de julio de 2011 en Barcelona.EDU BAYER (PÚBLICO)

Ocurrió hace unas semanas. Un engolado Mariano Rajoy intercambiaba pareceres con sus nuevos colegas europeos en Bruselas. Observando de lejos, parecía la típica charleta de palabras protocolarias, declaraciones de intenciones vacuas y socorridos lugares comunes. Sin embargo, un micrófono abierto cazó al vuelo un comentario del presidente: "La reforma laboral me va a costar una huelga". La frase dio la vuelta al país y volvió a demostrar que algunos políticos, cuanto más ocultos están los micrófonos, más claro hablan.

El asombro de escuchar al presidente del Gobierno hablar de la reforma laboral como quien comenta un partido de fútbol se transformaba en estupor al comprender que para él una huelga es algo así como un dolor de muelas. Y lo peor no es que lo piense, sino que su concepto de paro laboral no está demasiado alejada de la realidad. Las huelgas se han convertido en un mero trámite, en un guión previamente escrito, en una secuencia emotiva, con más pompa que efectividad, de una película en la que los poderosos son directores y protagonistas y los ciudadanos, meros secundarios. Así lo define el ensayista Ermanno Vitale en Defenderse del poder. Por una resistencia constitucional, recientemente publicado por Trotta: "El derecho de huelga, el típico instrumento de resistencia al poder económico codificado en las cartas constitucionales de muchos estados democráticos, parece cada vez más como un arma sin filo, de limitada eficacia".

"La huelga parece cada vez más un arma sin filo, de eficacia limitada"

En el libro, Vitale profundiza en el concepto de resistencia como forma de cambio político y social, hace un recorrido histórico que se remonta a la Grecia clásica y llega hasta Pasolini, y culmina proponiendo nuevas estrategias de enfrentarse al poder. ¿Cuáles? Como primer paso, rescatar la legitimidad perdida de las constituciones occidentales desde la época de la posguerra. "Hay que volver a tomarse en serio el constitucionalismo plasmado en las constituciones europeas más avanzadas, que conjuga derechos de libertad, derechos políticos y derechos sociales, para que llegue a convertirse también en un constitucionalismo de derecho privado, que pueda embridar al capitalismo financiero", explica a Público el autor, profesor de Ciencia Política en la Universidad del Valle de Aosta (Italia).

La espiral de la destrucción

Septiembre de 2008. Cataclismo en Lehman Brothers. La economía mundial cae en barrena y los castillos financieros se derrumban como fichas de dominó empujadas por una leve brisa. Eran naipes, no cemento. "Todo era perfectamente legal y perfectamente amoral", se oía. El capitalismo financiero se comía los cimientos del Estado del

bienestar tras muchos años disimulando con una media sonrisa, mientras por debajo jugaba y especulaba con los derechos más básicos de la población. "El capitalismo financiero es constitucionalmente inmune", denuncia Vitale.

Las protestas de los ciudadanos, indefensos ante un sistema de intereses y poderes supranacionales, invisibles y sofisticados que supera incluso a los propios gobiernos, no encuentran un claro objetivo. ¿Quién tiene la responsabilidad de la crisis de las hipotecas basura? ¿Contra quién protestar ante el reparto de bonus en entidades bancarias sostenidas por dinero público? La resistencia, hoy en día, se complica.

"El capitalismo financiero es constitucionalmente inmune"

"Antes era más fácil comprender los mecanismos de la acumulación originaria del capital y explotación de los asalariados: los trabajadores sabían quiénes eran los dueños y no tardaron en darse cuenta de cómo los explotaban. Todo sucedía, por así decir, a la luz del día. Por eso mismo, también luchar y resistir era, desde el punto de vista de la comprensión de los fenómenos, más fácil", sostiene el autor.

Ante nuevas injusticias, se necesita una nueva resistencia. Vitale habla de un vacío que impide la construcción de una resistencia contra los desmanes del poder. Ese vacío no se ha generado solo, sino que es fruto de lo que él denomina como "traición" de la izquierda a sus propios principios: "Que la derecha sea derecha es normal, aunque no lo sean tanto las derechas anticonstitucionales. Pero que la izquierda haya abrazado los modelos culturales de la derecha (su darwinismo social, la invitación a ser empresario de sí mismo, la competencia y la competición como la sal de la vida económica y social, las privatizaciones y liberalizaciones como sinónimo de eficiencia tout court, como solución mágica de los problemas) es algo que se entiende peor. Los partidos políticos de la izquierda han quedado reducidos a grupos de poder, que han dejado de cumplir una función de representación política y transmisión de las exigencias y propuestas provenientes del mundo del trabajo".

Para Vitale, la resistencia pasa por garantizar los derechos constitucionales, que no se conviertan en papel mojado, que no sean principios que se guardan en un cajón mientras el crecimiento de un país se sigue midiendo exclusivamente por el PIB ("una peligrosa ilusión") y al planeta se le somete a graves agresiones ambientales.

Y pone ejemplos: "Hay que pelear en Valsusa [Piamonte, Italia] contra la devastadora construcción de un costosísimo túnel ferroviario de alta velocidad, de 57 kilómetros, que acabará quedando ampliamente infrautilizado. O contra la compra de armas, tan sofisticadas cuanto inútiles. O contra el sometimiento economicista del sistema universitario al pensamiento único neoliberal. ¡Hasta en el lenguaje de los créditos formativos!".

Tramas mediáticas

"La izquierda ha abrazado los modelos culturales de la derecha"

Del objetivo de Vitale no escapa casi nadie. La mayoría de medios de comunicación, señores del poder ideológico, pertenece a un conglomerado empresarial con sus propios intereses que en muchas ocasiones se alejan del propósito de informar al ciudadano sobre lo que pasa en la realidad. "Los medios de comunicación de masas han comenzado a vivir una vida propia, a perseguir sus propios fines, a hacer política corporativa", escribe Vitale.

El autor denuncia la grave falta de pluralidad en las voces que generan el debate público. No hay que ir muy lejos para percatarse: en España un mismo empresario puede ser dueño de varias cabeceras de periódicos de distinta orientación editorial sin que nadie se escandalice. La ley, claro, lo permite. "De hecho, el oligopolio de la información limita la libertad de prensa y el pluralismo de las ideas", sostiene.

Para Vitale es esencial recrear el sistema legislativo para que se prioricen los derechos establecidos en la Carta Magna. Pero no descuida otras formas de contrarrestar los desmanes del poder sin recurrir a la violencia y dedica varias páginas a Gandhi. Según Vitale, "la búsqueda de medios que impidan una deriva violenta es la enseñanza de Gandhi, al margen de su idealismo. Idealismo, pero sólo hasta cierto punto: parece que los ingleses lo consideraban un negociador habilísimo e incansable". Tras el 15-M también se habló de Ghandi. Quizás las lecciones del viejo maestro son un buen punto de partida.

Movimiento mundial prodemocracia

indignados

VICENÇ NAVARRO

Se está estableciendo un movimiento a nivel mundial, que se manifestará este sábado 15 de octubre en muchos países, que amenaza a las estructuras del poder financiero, económico y político de los estados, no sólo árabes, sino también de Europa y ahora de EEUU. Su demanda es la democracia, es decir, exigir que existan sociedades democráticas en las que sea la ciudadanía la que gobierne su quehacer colectivo. Donde primero aparecieron estos movimientos fue en países árabes. Eran movimientos antidictatoriales que aparecieron como consecuencia de la aplicación por parte de sus gobiernos de medidas neoliberales (promovidas por los gobiernos estadounidenses y europeos) que habían determinado una enorme concentración de poder económico y financiero que había coaptado al poder político. Resultado de ello era una percepción generalizada entre las clases populares de que sus estados eran insensibles a sus necesidades, incluso las más básicas y elementales como la mera subsistencia.

En principio, tales movimientos prodemocráticos contaron con notable simpatía en los centros mediáticos de los países autodefinidos como democráticos. Pronto se dieron cuenta, sin embargo, de que no era una demanda limitada al mundo árabe. Era una demanda que estaba también apareciendo en su mundo, y que señalaba la contradicción clara entre la narrativa oficial, supuestamente democrática, de sus establishments políticos, por un lado, y la experiencia real en la que las mayores decisiones que se estaban tomando por parte de sus instituciones llamadas representativas (y que afectaban y continúan afectando negativamente el bienestar de la mayoría de las poblaciones) se hacían sin la participación o mandato de la ciudadanía. Tales movimientos prodemocracia denunciaron la obvia falsedad del discurso oficial supuestamente “democrático”. El caso más reciente son las medidas de austeridad, altamente impopulares, que se están imponiendo a la población de estos países por parte de gobiernos, sin que la ciudadanía haya tenido la oportunidad de decidir sobre tales medidas.

No es casualidad que las primeras movilizaciones prodemocracia en los países supuestamente democráticos surgieran en España, el país de la UE-15 donde el sistema democrático es más limitado (resultado de una Transición de una dictadura a una democracia que, consecuencia del domino de las fuerzas conservadoras en el aparato del Estado en tal proceso, dio pie a una democracia muy limitada e insuficiente) y donde las consecuencias de las políticas de austeridad han sido más dramáticas. En España, el 42% de la juventud está sin trabajo. Tal movimiento, conocido como el movimiento de los indignados, o 15-M, ha inspirado muchos otros. Todos ellos tienen en común el objetivo de eliminar la enorme influencia que el poder financiero y económico tiene en sus sociedades, incluyendo sus instituciones representativas.

El último caso es el movimiento “Nosotros somos el 99% de la población” de EEUU, que denuncia que las instituciones políticas estadounidenses, así como la vida financiera y económica del país, están controladas sólo por un 1% de la población. Como señaló recientemente Joseph Stiglitz, “lo que vemos en EEUU es el gobierno del 1% de la población, para el 1% de la población y por el 1% de la población”. El poder de este 1% (el poder financiero, económico y político en EEUU) es enorme. Este 1% tiene el 40% de toda la riqueza del país. Este 1% ha adquirido un enorme poder político durante la época neoliberal. Mientas que en los años sesenta pagaban el 51% de sus rentas en impuestos, ahora pagan sólo un 17%. Como consecuencia, tales ingresos, que representaban el 33% de los ingresos al Estado en aquella época, ahora representan sólo un 7%. Grandes corporaciones como Exxon Mobil, que en 2009 consiguieron 45.200 millones de euros en beneficios, no pagaron ni un centavo al Estado.

Mientras tanto, el 22% de los niños en EEUU vive en situación de pobreza, el número de personas que desearía trabajar y no encuentra trabajo representa, según su Ministerio Federal de Trabajo, el 17% de la población adulta, y 48 millones de ciudadanos no tienen cobertura sanitaria. Las políticas seguidas por el Congreso de EEUU, cuyas figuras claves están financiadas en gran parte por este 1% de la población, está siguiendo políticas fiscales que acentúan todavía más la enorme concentración de poder económico y político. De ahí que el 82% de la población no considere que el Congreso de EEUU representa sus intereses.

Estas son las consecuencias políticas del neoliberalismo. Pero es parte de la condición humana la capacidad de rebelión. Y esto es lo está ocurriendo en gran número de países. Tales movimientos están siendo tratados con gran hostilidad por parte de los establishments mediáticos próximos al capital financiero. Así, el corresponsal en EEUU de uno de los rotativos de mayor difusión de España (que se autodefine de centro liberal) definió al movimiento de los indignados estadounidenses como un movimiento que refleja “las viejas aspiraciones hippies de solidaridad” (asumiendo que la solidaridad fuese un objetivo sólo de los hippies), ignorando, por cierto, al movimiento obrero, cuyos sindicatos son definidos por aquel corresponsal “como las instituciones más corruptas de EEUU”.

Tal movimiento se ha extendido a gran número de ciudades en EEUU (Philadelphia, Boston, Baltimore, Washington, Chicago, Los Angeles, Detroit, y muchas otras) e incluye a todos los grupos etarios, a muchos grupos y clases sociales, y han sido apoyados por los sindicatos estadounidenses, cuyo nivel de corrupción es mucho menor que el existente en las instituciones empresariales, políticas y mediáticas de aquel país. En realidad, estos movimientos de indignados son continuadores de aquellos otros que les precedieron en su lucha por un mundo mejor.

Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra

De Público 13-10-2011

Implicación ciudadana

 

Cinco dardos para la implicación ciudadana

27 Julio 2011 | Categorías: Crisis sistémica |

Federico Mayor Zaragoza – Comité de Apoyo de ATTAC.

1. ¡Hambre!

Esta es la gran vergüenza colectiva, éste es el gran desafío. Y todos mirando hacia otro lado. Todos sin sentirse diariamente conmovidos por la gran tragedia que viven miles y miles de seres humanos. No me cansaré de repetirlo: estamos al final de un sistema cuyo balance trágico es el gasto de 4.000 millones de dólares diarios en armas e inversiones militares al tiempo que mueren de inanición, desamparo y olvido 70.000 personas, de ellas unos 35.000 niños, la mayoría de edades comprendidas entre cero y cinco años.

Ahora, otra vez, como si se tratara de algo nuevo, los periódicos nos hablan de una situación de extrema precariedad y de hambruna que aflige, especialmente, a los habitantes de los países de África oriental, que tienen que hacer frente a una gran sequía.

Y nosotros… únicamente mirando si sube o baja la bolsa, si nos ponemos de acuerdo o no para hacer frente al “acoso de los mercados”, reclamando más bienestar, … sin decidir un desarme progresivo y centrarnos en nuevas estrategias bélicas para hacer frente a los conflictos de hoy y dejar de vender armas que pertenecen a confrontaciones pretéritas… Nosotros, preocupados por las calificaciones de agencias obedientes a los designios del “gran dominio”…

El caso de Somalia es especialmente intolerable éticamente: se ha dejado que, desde los 80, el país se halle en manos de “señores de la guerra”, abiertos a todos los tráficos y mafias, sin ninguna capacidad de estructuración nacional ni acción que permita avanzar en libertades públicas ni de vertebración de un Estado.

Y es que, quieran o no quieran reconocerlo los que reclaman nuestra atención hacia cosas banales y nos hacen caminar por senderos vecinales en lugar de darnos cuenta de los grandes retos que hoy debemos abordar resueltamente, el G8 y el G20 han fracasado estrepitosamente en su ambición de sustituir las funciones de unas Naciones Unidas respaldadas por el conjunto de los países.

Esto es lo que hay que hacer ahora con urgencia: en un primer paso, acordar, como solución mundial de emergencia, dotar al Sistema de las Naciones Unidas de los recursos humanos, financieros y técnicos necesarios para afrontar los aspectos más urgentes de la actualidad mundial: único interlocutor en conflictos como los de Libia, Yemen, Siria, Afganistán… ; coordinador a escala planetaria de las ayudas intensivas a las zona más afectadas por la pobreza extrema y de las acciones que deben adoptarse frente a las catástrofes naturales o provocadas, poniéndose simultáneamente en práctica medidas inaplazables relativas a la conservación del medio ambiente…

Y, desde ahora, iniciar los cambios necesarios, con el consenso de todos los países y el apoyo incondicional de los más poderosos, para disponer de las “nuevas Naciones Unidas”, realmente unidas, con una Asamblea General que represente a los Estados, a la sociedad civil y a las instituciones internacionales y un Consejo de Seguridad que, además de los conflictos territoriales resuelva los medioambientales y socioeconómicos.

Prioridad, urgencia máxima, compromiso máximo cotidiano de todos, el hambre. Hay que disminuir rápidamente el número de personas que hoy fallecen por una insolidaridad inexplicable y éticamente intolerable. Hay que reducir las armas y la fuerza. Hay que atender a los más menesterosos. Las vergüenzas colectivas requieren acciones colectivas.

2. Secuestro de la política por los mercados

Las reacciones europeas frente al acoso del “gran dominio” reflejan la des-unión europea, las enormes debilidades de la euro zona, y, sobre todo, la incoherencia de algunas de las reacciones: me ha llamado la atención, porque me parece absolutamente inadmisible, que cuando se decide “examinar” a las instituciones bancarias algunos países sólo presenten a examen a los que previsiblemente saldrán mejor calificados. No es tiempo de jugar y de engañarse: o todos o ninguno. Países como España, por lo visto, han hecho una presentación generalizada, frente a otros países en los que han comparecido únicamente los bancos más “aventajados”.

Las normas deben ser iguales para todos. En otro caso seguiremos haciendo el ridículo y, lo que es más triste, seguirán los más débiles, los más vulnerables, pagando unas facturas que no les corresponden.

¿Por qué se ha consentido este examen “parcial”? ¿Por qué se consiente que algunos bancos anuncien que sus directivos ganarán aproximadamente 3 millones de euros al año, es decir, diez veces más que lo que se critica, con razón, a la Presidenta del Fondo Monetario Internacional?

Es necesario un “volantazo”. Es necesario que Europa haga un gran pacto de seriedad, de coherencia, de democracia genuina, de emancipación. Y que tenga sus propios sistemas de seguridad y de evaluación económica y financiera; y que diga, con energía y firmeza, que el tiempo del amilanamiento y de la interferencia y de los “grandes poderes” ha terminado.

3. La avaricia rompe el saco

En los años 90 se sabía muy bien que se estaba produciendo una gran “burbuja” con las TIC. En los años 2000, se sabía igualmente, que era irresponsable seguir incrementando la fantástica “burbuja inmobiliaria”… ¿Por qué no nos alertaron entonces las agencias de calificación? ¿Qué decían entonces el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional?

Cuando veían que, por codicia e irresponsabilidad, se producía una deslocalización productiva desmesurada, y no se tenían en cuenta los derechos humanos ni las condiciones laborales de los países que se convertían en “fábricas del mundo”… ¿por qué no hubo instituciones que alertaran sobre las consecuencias que tendrían, sobre todo para el empleo, estos comportamientos impulsados por los “globalizadores”?

¿Por qué nadie entonces –ni ahora- recomienda moderación y buen sentido a los bonos y retribuciones de directivos, deportistas, …?

La avaricia rompe el saco. Ahora hay que recomponerlo rápidamente. El tiempo para hacerlo como se debe, pacíficamente, no sobra. Ténganlo en cuenta los líderes del mundo. La paciencia de los ciudadanos tiene también límites. Sobre todo cuando la perplejidad y la confusión les atenazan.

4. ¡Medios de comunicación de allí … y de aquí…!

Estos días, todos estamos siguiendo el tropiezo del imperio Murdoch en el Reino Unido. Es una parte importante, ciertamente, del inmenso poder mediático que ha concentrado en sus manos Rupert Murdoch. Se han puesto de manifiesto los métodos absolutamente delictivos utilizados por los medios de comunicación dependientes de su Compañía.

Lo más sobresaliente, lo que no debemos ahora pasar por alto es que se ha puesto de manifiesto, así mismo y sobre todo, hasta qué punto debemos todos revisar, en nuestros países, la fiabilidad de la información que recibimos. Hay un derecho a la libre expresión. Pero también a la información veraz. Cuando contemplamos con espanto lo que sucede actualmente en Inglaterra, volvamos los ojos hacia Norte América… hacia Italia… y, muy especialmente, hacia España.

La desinformación que hoy reciben la mayoría de los españoles, las noticias sesgadas, las interpretaciones partidistas, dan como resultado, junto a unas grandes y frecuentes exhibiciones de espectáculos deportivos que atraen y distraen a una parte considerable de la población, un desconocimiento generalizado de los graves problemas que enfrentamos. Como científico, me gusta insistir en que la realidad no puede cambiarse si no se le conoce en profundidad. El conocimiento que hoy tienen la gran mayoría de los españoles de la realidad tanto local como regional y mundial, es muy escaso, precisamente porque la mayoría de los medios de comunicación, escritos y audiovisuales son, en realidad, “la voz de su amo”.

Hagamos objetivamente el análisis de los periódicos que llegan a nuestras manos, de los canales de la televisión, especialmente los de las comunidades autónomas, de las emisoras de radio… y nos daremos cuenta de que, inmediatamente después de asistir al “espectáculo Murdoch”, debemos reflexionar sobre nuestra propia situación y adoptar las medidas adecuadas, reclamando especialmente antes de los procesos electorales una información fidedigna sobre los problemas a los que debemos hacer frente, conociendo bien las soluciones que proponen los distintos partidos para solucionarlos.

En otro caso, seguiremos como hasta ahora: en “la luna de Valencia”. Nunca mejor dicho…

5. Todos con Palestina

La Liga Árabe ha solicitado el reconocimiento del Estado de Palestina a las Naciones Unidas. Se había prometido al pueblo palestino, tratado de forma tan inclemente, esta “otoñal” consideración y aprobación de sus reivindicaciones.

Todos con Palestina. Todos a favor de un reconocimiento que no debe postergarse una vez más. Después de 60 años largos, ha llegado el momento de reconocer este Estado y , a través de las Naciones Unidas “refundadas”, asegurar la paz y la concordia en el Próximo Oriente.

Recuerdo cuando Isaac Rabin estuvo a punto de concluir felizmente el proceso de paz, con Yasser Arafat. Le costó la vida.

Como a Anuar El Sadat.

Como a muchos –John F. Kennedy, Robert Kennedy, Martin Luther King, Mahatma Ghandi..- que tuvieron el coraje de hablar de paz cuando resonaban los tambores seculares de la guerra.

Ya es tiempo de incorporar plenamente al Estado Palestino al concierto de naciones y de, entre todos, facilitar, con gran tolerancia, la amistad y convivencia entre entre Israel y Palestina.

Siendo Director General de la UNESCO, dediqué en el recinto del edificio principal de la Organización en París, una plaza, la Plaza de la Tolerancia, a Isaac Rabin.

Que esta tolerancia, que significa el respeto y la aceptación del otro, que significa cambiar la cultura de la violencia y de la fuerza por la de la conciliación y la paz, sea finalmente una realidad.

¡Todos con Palestina!

 

¡ Vaya asco !

Antes y ahora, ¡vaya mierda de capitalismo!

17 Julio 2011 | Categorías: Crisis sistémica |

Paco Piniella – ATTAC Cádiz.

Antes, no hace mucho, cuando ibas a una gasolinera te echaban los litros necesarios incluso medio abriendo la ventanilla de la puerta del coche. Ahora te pones en una cola y unos guantes de plástico para echarte la gasolina sin rechistar y además te manchas y sueles derramar la gotita…

Había policías de tráfico que organizaban mejor o peor el cruce de las calles. Había trabajo. Había unos señores que iban por las casas cobrando los recibos que tu pagabas de la cajita que todas las familias tenían más o menos escondidas. Había camareros y no un Burger-King, y no tenías que llevar la bandeja con las sobras a la papelera.

Si te montabas en un autobús (o trolebús como aquellos de dos pisos donde yo hacía mis delicias de niño), había un señor que te cobraba el ticket y otro conducía sin estar pendiente de los dineros. Ahora uno mismo lo hace todo y para colmo está pendiente de la rampa para el señor con sillita de ruedas que se monta en la parada del barrio. No entiendo tanto paro para que todos lo hagamos todo. Antes. Ahora.

Antes nuestros muebles ya montados en nuestra casa y luego lo pagábamos a plazos adecuados, ahora te lo llevas en el coche y te acuerdas de la familia del famoso sueco que inventó Ikea (¡con todas sus castas!, perdón).

Antes, tener dinero en un banco era un negocio por los intereses que te daban, lógico si lo que hacías era prestarle tu dinero, tus esfuerzos, a unos señores con manguitos negros. Ahora te cobran por el mantenimiento de la cuenta, como si sacaran cada semana cada uno de tus billetes y lo limpiaran con fairy para sacarle brillo. Y te cobran por sacar tu dinero de un cajero, sí tu dinero ¡manda huevos!

Antes España era un país próspero, y Grecia, y Portugal e incluso Irlanda era el ejemplo del Sr. Rajoy. Ahora España es una caca, las casas valen la mitad de la mitad por la que nos la vendieron y Grecia, en vez de la cuna de la democracia, de Aristóteles y de Pericles, es una mierda pinchada en un palo.

¿Qué hemos hecho para que antes y ahora sean tan diferentes? ¿Qué ha pasado con el trabajo, con el dinero, con nuestros sueños? ¿Qué ha pasado con la izquierda de antes y de ahora? Antes había Casa del Pueblo, socialismo, ahora hay como mucho progresistas… y los militantes preguntan por ¿qué hay de lo mío?

Antes el capitalismo tenía miedo de los rojos, ahora no hay rojos, ni masones, el rodillo pasa sin obstáculos, el mundo está preparado para ellos, para los que no votamos, para los consejos de administración, para los paraísos fiscales de Bahamas y Gibraltar… y los demás ¡nos joderemos!

Pronto nos pedirán más ajustes, nos quitarán pagas y echarán a los compañeros a la puta calle… pero sus sueldos y sus prebendas no tendrán freno. Ya pasa en Grecia, prepárate. Pon tus barbas a remojar, es el lema del acojone europeo. Antes, ahora. ¿Qué ha cambiado en tres o cuatro años para pasar de ricos a pobres? No será tiempo, ahora, de cabrearse un poco, de quemar algún contenedor o de decirles los que somos más que ya está bien, que sean ellos los que se acojonen. Piensa, actúa. Hoy he tenido un mal día pero llevaba mucho tiempo pensando esto. Buenas noches. Kalinitja, ¡Viva Grecia, cuna de la civilización!